Perú: Tu pasado y tu presente

No sé si te pasa, pero cuando pregunto sobre el Perú recibo respuestas bastante distintas:

Un extranjero me responde con alegría, y una casi sonriente admiración, «¡Perú! Sí, claro, el país de las papas, los Incas y Machu Picchu».

Un peruano no responde lo mismo.

Cuando hablamos del pasado del Perú, mencionan con aprecio y hasta orgullo el legado de los Incas, Machu Picchu, las Líneas de Nazca, la música criolla, el huayno y la marinera.

Cuando hablamos del presente del Perú, en cambio, casi todos coinciden en que «el Perú es una mierda» (sus palabras, no las mías).

Y, cuando lo piensas, no resulta difícil entender por qué pasa esto.

Para conocer el pasado del Perú, tienes los libros de historia, las tradiciones peruanas e incluso los recuerdos de los abuelos.

Para conocer el presente del Perú solamente tenemos los noticieros. (He hablado de esto antes.)

Y es algo que hay que corregir, pues Perú tiene mucho más que solo sus malas noticias.

Repasemos, para acordarnos:

Se sabía que el mundo tiene 32 microclimas y que Perú tiene 28. Bien, la información actualizada es que Perú tiene 38 microclimas. (No me creas —léelo). Esto hace que Perú siga siendo uno de los países más variados del planeta.

Al ser uno de los países climáticamente más variados del planeta, también somos uno de los países biológicamente más diversos del mundo. Perú es una especie de «resumen del mundo».

Perú centra mucho de su oferta turística en el legado de nuestros antepasados, pero estamos perdiendo oportunidades al no promover turismo menos histórico. Al fin de cuentas, ¿qué otro país del mundo puede ofrecerte calor, frío, playas, montaña, desierto, valles, cañones, animales que no existen en ningún otro lado (¡hola, cóndor!, ¡hola, vicuña!) en un mismo destino? ¿Qué hace la gente yendo a Punta Cana cuando aquí tienes mejores olas para correr tabla? ¿Te lo has preguntado?

Perú tiene muy probablemente el mejor algodón del mundo. Recuerdo que hasta Miguel Bosé hacía campaña por nosotros durante algunas de sus giras. Lo que a Perú le falta es una marca que venda ese algodón. Tenemos muchas marcas pequeñas. Falta el marketing para hacerlas internacionales.

Perú tiene también la mejor gastronomía del mundo. No solo ha ganado 9 veces como el mejor destino culinario del mundo durante los últimos 10 años (el «World's Leading Culinary Destination» de los «World Travel Awards») sino que basta que le preguntes a cualquier peruano que haya viajado fuera del país para que se te quiten las dudas. En Perú te puedes dar el lujo de tomar jugo de fruta recién licuado. En algunos países el jugo llega solamente embotellado. En Perú puedes comerte un rico cebiche un día, una pachamanca el siguiente y un juane el fin de semana. No importa lo que elijas, aquí sientes una explosión de sabores en la boca mientras masticas que en otros países ni la imaginan.

Perú tiene una economía sumamente estable. No es perfecta —tiene sus cosas. Pero el país ha sabido soportar crisis internacionales que otros países sufrieron durísimo… y las sigue soportando. Es posible invertir aquí y ganar dinero. Es relativamente sencillo exportar. Lo que falta es hacer que también sea sencillo trabajar formalmente. Esa es tarea pendiente para los políticos.

Perú tiene demasiada cultura. Tuve oportunidad de trabajar en los Juegos Panamericanos que se organizaron en Lima, en el 2019, y pude ver con mis propios ojos lo maravillados que quedaron algunos de nuestros visitantes cuando se iban enterando de la cultura del Perú.

Y hay gente aquí que piensa que la cultura no da dinero… ¡Cuánto se equivocan! El arte genera millones cuando está bien trabajado. Si no me crees, pregúntate qué estás haciendo cuando pagas una suscripción por ver películas o escuchar música vía Internet. Si no te has dado cuenta, estás pagando por arte.

Una más, para cerrar: los productos peruanos. Pero, por favor, sin nacionalismos zonzos. No se trata de comprar productos peruanos solamente porque son peruanos. Eso no nos llevará a nada bueno. Pero sí hay que recordar que Perú ofrece hoy mismo productos de excelente calidad y que es bueno comparar antes de comprar. El problema, nuevamente, está en la promoción, pero hay que aprender a ser inteligentes. Una empresa pequeña no tiene la espalda económica para darse a conocer con la misma fuerza que una transnacional, de acuerdo, pero no siempre es necesario hacerlo.

Y hasta aquí llego por hoy (antes de que el artículo se me haga más largo), pero que quede claro el mensaje. Perú no solo tiene un pasado increíble. Tiene un presente de lujo también.

Hasta la próxima.

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