El valor de decir la verdad

Iniciar una empresa en Perú me hizo notar que aún hay malas costumbres antiguas en nuestras calles. Una de las más dañinas es el floreo, es decir, el arte de afirmar o prometer que uno dirá o hará algo… para incumplirlo después.

Y es importante hablar de ello porque el floreo tiene una consecuencia devastadora: la pérdida de confianza. Y sin confianza no hay negocio que crezca, familia que surja o sociedad que mejore.

Para tener un Perú mejor necesitamos cambiar eso. ¿Cómo? Empezando por entender tres cosas al respecto:

La primera es que las palabras, en sí mismas, no hacen ningún tipo de daño. Ser ciego, sordo, cojo o zonzo (sí, se escribe con zeta) son realidades de la vida. Usar las palabras correctas nunca causa ningún inconveniente.

Lo mismo aplica para las situaciones de negocios. Decir «eso no fue lo que acordamos», «no me interesa, gracias» o «me parece muy caro» es simple, claro y mucho más sano que decir «para el lunes», «de todas maneras» y después no cumplir con lo ofrecido.

Es más, si no me hubieran floreado tanto este mes, tendría cuando menos 1800 soles más en mi bolsillo ahora, ya que sí hay consecuencias al mentir.

La segunda es que decir la verdad requiere madurez y valor, y la imposibilidad de hacerlo resulta preocupante. Sí, podrías decirle la verdad y podrías ver cómo reacciona, te grita, se ofende y hasta deja de hablarte; pero el decir la verdad también podría tener consecuencias hermosas. ¿O acaso hay algún matrimonio en la tierra que no haya comenzado con un «me gustas» algunos años antes de la boda?

Estamos en un mundo donde la franqueza resuelve situaciones en minutos y la falta de valor suele complicarlas tanto que muchas veces se vuelven irreparables. Y una sociedad sana no permite que eso pase. No tiene sentido. ¿Para qué portarse como cobardes?

La tercera es que las personas honestas son más confiables, respetadas y respetables que las que no. Y el Perú, la cuna de América, el país de los Incas, merece tener los habitantes más honorables del continente. Es tu llamado como peruano.

Así que cerraré este artículo diciendo lo mismo que nos dice el poeta estadounidense Taylor Mali en uno de sus poemas:

«Te ruego, te imploro, te exhorto, te reto a hablar con convicción.
A decir lo que piensas de tal manera que dé a notar la determinación con la que lo crees.
Pues (…) en estos tiempos no basta con simplemente cuestionar la autoridad.
Hay que hablar con autoridad también.»

Hasta la próxima.

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