Los medios de comunicación peruanos dan tristeza

La prensa en el Perú, en su mayoría, es controlada por unas pocas empresas. Debe ser muy aburrido ahí adentro. Imagino a un redactor escribiendo la misma noticia de tres o cuatro formas distintas para que la empresa pueda ahorrar costos: formalmente la primera vez, de forma más informal la segunda vez, y ya en tono «barrio» o «muy barrio» para las ocasiones restantes. Imagino que el revisor también debe estar aburrido de leer lo mismo tres veces, porque no es extraño encontrar errores de ortografía en las noticias que se publican últimamente.

Imagino la frustración que han de sentir los reporteros. Debe doler pasar tantos años en las aulas para terminar inventando el horóscopo o escribiendo sobre mujeres plastificadas que tuvieron amoríos con algún deportista —debe doler, en verdad debe doler. Lo imagino porque a veces la prensa habla del mismo tema toda la semana, a veces dos semanas seguidas. Hacen famoso a alguien para algunos meses después despedazarlo por ser una persona pública y no tener una conducta cristiana ejemplar… como si una cosa tuviera que ver con la otra, como si alguien le hubiera pedido ser un modelo para la sociedad.

Imagino la pena que ha de tener el locutor de radio que piensa que hay que hablar sandeces para hacer reír y tener un programa «exitoso». Imagino la frustración del diskjockey que se ve obligado a poner una y otra vez la misma música de hace quince, veinte, treinta o cuarenta años, porque según su gerente es la fórmula que les funciona. Imagino también la frustración de los músicos que quieren ser escuchados y se ven opacados —otra vez— por algún cantante que ya se murió.

Aunque también imagino que hay gente que disfruta todo esto y mucho.

Seamos objetivos: los medios de comunicación peruanos dan tristeza a las personas que tuvimos y estamos acostumbradas a cierto nivel de cultura y educación. Quienes no, posiblemente disfruten lo que nosotros consideramos una decadencia.

No obstante, no podremos tener un Perú mejor si nos acostumbramos a recibir información inútil en los medios. Nos vendría bien tener nuevas opciones… y acostumbrarnos a ellas.

Hasta la próxima.

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