Qué viene ahora (algunas sugerencias)

En el futuro, los historiadores registrarán que, entre los años 2016 y 2020, dos fuerzas políticas prefirieron enfrentarse entre sí a buscar lo mejor para el país (si es que lo registran, porque en realidad fue una vergüenza). Cuatro años y medio de conflicto dieron como resultado un presidente forzado a renunciar; uno vacado en una votación anormalmente rápida e inconstitucional; uno erigido durante muy pocos días, hasta que las protestas sociales le obligaron a renunciar; y finalmente, uno nuevo, designado por el Congreso.

Costó dos vidas humanas liberarse de toda esa hediondez, pero se logró. Y los peruanos tenemos sumamente claro que serán necesarios más cambios para poder dejar de ser «el país de las maravillas donde siempre pasa de todo y nunca pasa nada», para poder empezar a recorrer el camino hacia aquel Perú mejor que deseamos todos.

El camino será largo, así que pensé en dar algunas sugerencias sobre qué hacer para empezar, algunas más políticas que otras:

Mi primera sugerencia es invitarte a ver la película «La dictadura perfecta». En teoría es una comedia, pero dentro de su sátira muestra claramente cómo se van tejiendo los arreglos políticos, y cómo se usa la prensa para «levantar» o «tumbar» personas en un país. Servirá a más de uno para abrir los ojos, principalmente a quienes acostumbran creer todo lo que dicen los medios.

La segunda es separar tu próximo día libre para leer la Constitución Política del Perú —para leerla de cabo a rabo, completa, sin aburrirte. Para poder realizar todos los cambios legales que queremos, necesitamos conocer el marco legal que nos da la Carta Magna.

La tercera idea requiere un cambio constitucional. Si llegamos a esta situación política, fue porque el Congreso interpretó «muy convenientemente» el artículo centésimo decimotercero (113°) de la Constitución, aquél que menciona la capacidad de destituir a un presidente por «permanente incapacidad moral o física, declarada por el Congreso». Es necesario el cambio porque no usa las palabras más adecuadas para lo que quiere expresar. Determinar una incapacidad «moral» y además «permanente» para gobernar, como vimos, resulta extremadamente subjetivo.

Estoy de acuerdo con quienes afirman que lo más adecuado para nuestra nación es cambiar el término «incapacidad moral» por «incapacidad mental» en la Constitución. Así se reflejaría más claramente la intención de la norma. Nadie durará —espero— que es sano quitarle el cargo a un presidente que se encuentre físicamente incapacitado para gobernar (por ejemplo, en coma) o su par mental (por ejemplo, demente) a fin de preservar los intereses del Perú.

Con un cambio así de sencillo, aumentaría también la claridad del artículo centésimo decimoséptimo (117°), que menciona claramente las causales por las que puede juzgarse a un presidente en ejercicio.

La buena noticia es que realizar tal cambio no requiere un Congreso Constituyente. Basta con seguir las indicaciones del artículo ducentésimo sexto (206°) de la Carta Magna, instando a los congresistas a realizar la modificación o reuniendo el número legalmente necesario de firmas para hacerlo por referéndum.

La cuarta sugerencia, a futuro, es retirar la inmunidad parlamentaria a los congresistas, aunque diría que solo para temas penales. Lo han mencionado muchos y estoy de acuerdo. Es justo que toda persona acusada de un delito enfrente el proceso judicial que le corresponde. No es justo que se use una función pública como un «ampay, me salvo».

La quinta y última del artículo de hoy es encontrar un mecanismo para hacer valer la representación de los congresistas. Hemos visto durante años cómo estos han votado siguiendo las instrucciones de su partido o bancada, a pesar de tener una representación nacional de distrito electoral múltiple. Necesitamos encontrar una manera para que un congresista de Ucayali represente efectivamente a los intereses y deseos de los peruanos de Ucayali. Necesitamos que un congresista de Cuzco represente los deseos de los cuzqueños en lugar de los de su grupo político.

Para tener un Perú mejor, creo yo, sería bueno empezar por recuperar el dominio que debe tener el pueblo sobre las leyes.

Hasta la próxima.

Esta página web usa cookies.