Los engaños de la publicidad

Para las personas normales, el año es solo un gran grupo de días sobre el cual pasamos, uno por uno, como parte de nuestra vida. Para las empresas, en cambio, el año es una oportunidad permanente para conseguir ventas. Y para ello nos llenan los medios de comunicación de fechas especiales, ofertas, promociones, remates, «ventas finales» y tantas otras cosas.

Lo curioso del caso (y escribo este artículo a raíz de los catálogos de publicidad que me llegaron hoy junto al diario sabatino) es que, sea cual sea la empresa, la publicidad que nos entregan suele tener una constante: es «linda». Los carros a la venta aparecen en calles sin tráfico, los electrodomésticos que nos ofrecen aparecen en cocinas o salas espaciosas, la comida que nos muestran se ve sustanciosa y bien cocida, en su punto. Cualquier otro producto que ofrezcan aparece funcionar, oler, saber u otro perfectamente; y no solo eso sino también luce lindo y deseable.

Quizá el crecimiento macroeconómico que informan en las noticias te haya alcanzado en los últimos años —o quizá no—; pero para tener un Perú mejor sí necesitamos tener presente algo: no necesitamos ser una sociedad consumista. Si tu trabajo te permite vivir y ahorrar dinero, me parece excelente. Piensa un poco cómo lo vas a usar antes de sacarlo de tu billetera o monedero. No todo lo que brilla es oro, con mucha razón dicen, y entre todo lo que brilla, la publicidad es definitivamente lo menos cercano al oro que hay.

No dejes que te engañen.

Ahora, si de todas maneras tienes o necesitas comprate algo, elige bien a quién le vas a dar tu dinero.

Hasta la próxima.

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